Contestación al Sr Martinez
A continuación publico mi respuesta al post del Sr. Martinez:
Resulta en cierto modo descorazonador eso de “Aprender” de los políticos. Coincido contigo que algunas estrategias de comunicación usadas en política (entendida generalmente como ejercicio del poder) pueden ser usadas por las empresas con éxito. Naturalmente como son usadas en otro tipo de organizaciones como iglesias evangelistas, asociaciones, gobiernos y ONG técnicas organizativas y de gestión ya probadas en el mundo empresarial. El juego del poder de la política no es el mismo juego de las empresas (entiéndase en el sentido general de emprendimientos). Aun suponiendo que pudiese equipararse la política con un mercado donde los consumidores compran mediante el voto -cuestión complicada dado que el estado (y la política en su conjunto) tienen el monopolio de la violencia y la coacción – seria un mercado con unas características muy peculiares (sin animo de ser exhaustivo):
- Cada consumidor tiene la misma cantidad para intercambiar (un voto – es cierto que todos los votos no valen igual pero se me concederé esa simplificación).
- Tiene un limitadísimo número de opciones. Normalmente dos y sin mercados sustitutivos ,como el carbón por leña o TV por internet, por lo menos en los sistemas políticos mas estables dado es mucho mas arriesgado pasarse de la democracia o a la dictadura o a la aristocracia (aunque también suceda)
- Donde el no votar(no consumo) no entra en el mercado (el voto no cuenta) justamente al contrario que los mercados convencionales donde lo “no consumido” pasa directamente a los mercados financieros e inversionistas. Es decir no existe la posibilidad de no consumir, incluso dejando el dinero en el bolsillo se esta consumiendo. Ya que el consumo es sólo cuestión de opciones no de elegir entre dos tipos de patata frita.
- Donde el alcance del mercado es arbitrario. No puedes votar (comprar) al partido laborista británico (ya nos gustaría a muchos en España) cuando votas en las elecciones locales de puerto llano.
- Afectado por unas restricciones a la hipótesis de las expectativas racionales bastante grandes. La política tienen cierto componente tribal , de pertenecía a un grupo o a una corriente, que en ocasiones resultan sorprendentes los resultados de las elecciones.
- Un mercado con tendencias y tiempos de reacción muy largos. Cualquier empresa quebrará antes de 4 años con un desempeño desastroso para sus clientes. Un gobierno puede aguantar, numerosos ejemplos me avalan.
Un mercado con estas restricciones es difícil de llamar mercado (aquí me refiero al único digno de ese nombre, el mercado libre) como es difícil llamar democracia a la democracia participativa cubana o el intricado mecanismo de elección de la democracia orgánica del régimen franquista. El mercado es como el café puedes ponerle dos tres cucharaditas de azúcar y llamarlo café. Al mercado también, pero si le pones demasiadas restricciones (esto es limitas las opciones) pasa que con el café que puede transformase en caramelo, con sabor de café, pero caramelo.
Ciertos sectores como los monopolios, oligopolios o mercados altamente regulados como las eléctricas, petroleras, minería y construcción o grandes bienes de equipo (en menor medida) puedan “jugar” en mercados mas restringidos y por lo tanto más políticos. No es casualidad que se vea tanto politiqueo caso Endesa-Gas Natural dado que son empresas de este tipo y para mas INRI expúblicas. Afortunadamente no todos los sectores son así y cuanto mas libre sea el mercado en el que se desenvuelven más difícil equipararlas con la política y por lo tanto menos aplicables serán las estrategias políticas. Tácticamente podría llegar a ser usadas pero para momentos puntuales y nunca como objetivos estratégicos. El juego de la política es el poder, el activo de la política es el poder y para conservarlo no le va temblar la mano en reducir las opciones mediante la coacción forma parte del juego. El objetivo de un empresario (y por en de la empresa) exitoso es crear opciones a los demás ya sea bajando costos y vendiendo mas barato, diversificando, innovando, satisfaciendo al cliente aumentado los retornos en el proceso. Esa es la función de la empresa y una verdadera empresa sólo puede existir en un verdadero mercado, cuando el mercado se restringe una empresa pasa a convertirse en un ministerio y sus los gestores dejan de ser empresarios para convertirse en funcionarios y subsecretarios gubernamentales.
Por eso pienso que tu consejo debería ser el contrario. Debemos desaprender de los políticos. Ya es hora que en las escuelas de negocios se deje de enseñar eso el ejecutivo y el general y se aprenda a comprender los mercados y las decisiones marginales asociadas. De caso contrario lo sentirán las empresas evidentemente todos los demas.
1 Comentarios:
Coincido en que suena descorazonador. La idea de mi post está más centrado en la comunicación interna, la de los empleados. Afortunadamente, el exterior de las organizaciones es más "líquido" y menos coercitivo, y en efecto, comprar no es votar.
Sin embargo, creo que hay una tendencia incipiente en la comunicación externa hacia su "politización" en las formas de la comunicación, que también menciono. No es que me guste ni que quiera fomentarla, pero está ahí y será bueno adaptarse mientras dure. No coincido contigo en que sea lo que se enseña en las escuelas de negocios, al contrario, es un aspecto que se suele obviar, aunque sí coincido en que la comprensión de los mercados es lo que vale, que siempre se hace obvia a medio plazo, y que su enseñanza debiera ser menos ombliguista y superficial.
Si digo que se aprenda de los maestros, es por eso y un poco para provocar. Cambiar la tendencia no es tanto un tema de desaprender o rechazarlo individualmente como de revisar las normas del juego.
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