De mamadas y de esclavitud
Dos extravagantes propuestas políticas me sorprenden hoy. De distinta índole pero curiosas, para que nos vamos a engañar: La primera la presenta una candidata al senado belga y la segunda una de nuestras yupiprogres favoritas; Carmen Alborch (otrora chupadora del bote en el congreso y en la poltrona del infausto ministerio de cultura). Mi valoración sobre ambas se resume en las siguientes instantáneas:
Tengo que conocer que este caso me tira mas el chocolate belga que la cosa valenciana. Y no sólo porque salta a la vista para aquel tenga un par de ojos y otro par de testículos, sino por el contenido de las propuestas: La primera encabeza una candidatura, que según nos cuenta, pretende dejar vacíos los escaños de la cámara belga ofreciendo a los belgas una felación a cambio. La segunda, promete la creación de la “concejalía del tiempo”. Lo primero no pasa de ser una gamberrada simpática a lo ciciolina (que esta también se las tragaba dobladas) con las ventajas colaterales de debilitar esa cueva de alibaba que llamamos parlamento, lo segundo es un invento siniestro con los siguientes objetivos: Montar toda la maquinaria burocrática que requiere una concejalía en una gran ciudad como Valencia (dando supongo trabajo a amiguetes y amigotas) a costa del erario público. Elaborar incitabas y legislación municipal respecto al uso del tiempo de los ciudadanos. Es decir robar al prójimo una parte de su dinero y luego decirle (u obligarle) a disponer de su tiempo como a la Alborch y sus cuates le parezca. No es que sea una verdadera gilipollez (que lo es), es que es una medida totalitaria y déspota. Si les parece mal que la gente se tome copas lo sábados (y eso no es un buen uso del tiempo) pues habrá que cerrar los bares; que comprar en sábado no se estima “útil” en el uso del tiempo pues habrá que cerrar los comercios. Este son el tipo de acciones que se esperan de esta máquina burocrática “del tiempo”.
John Ford decía que “estamos hechos de tiempo” y no dista mucho de ser falso. Pues bien, estos quieren robarnos no sólo nuestro dinero sino que quiere disponer de nuestro tiempo. Es decir, disponer (como decía Ford) de nosotros mismos. Eso en español, se llama simple y llanamente ESCLAVITUD.
¿Con quien me quedo? La decisión es fácil. Una nos promete usar nuestro dinero para esclavizarnos y la otra nos promete que dejará vacíos unos cuantos años a parte cuerpo legislativo; y con eso evitaremos que durante ese tiempo los politicastros dejen de enredar (que se les da muy bien) y llevarse nuestro dinero. ¡Y Además nos llevamos una mamada! (eso si con goma que la chica es muy limpia), aunque sea de mentirigillas... En fin una nos la quiere chupar y otra darnos por el culo (supongo que de ahí el apoyo de mariconeo oficial). Fácil, ¿no?
P.S.: Estoy a la espera a las criticas que los colejtivos feministas de projgreso a la iniciativa de la Srta. Devereaoux. ¡Es que es una Facha!
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